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Conocer al desconocido

  • carlonatanaelpardo
  • 29 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Mientras caminaba por la ciudad, vi que ustedes adoran a muchos dioses, y hasta encontré un altar dedicado “al Dios desconocido”. Pues ese Dios, que ustedes honran sin conocerlo, es el Dios del que yo les hablo. Es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él; es el dueño del cielo y de la tierra, y no vive en templos hechos por seres humanos. Tampoco necesita la ayuda de nadie. Al contrario, él es quien da la vida, el aire y todo lo que la gente necesita. A partir de una sola persona, hizo a toda la gente del mundo, y a cada nación le dijo cuándo y dónde debía vivir. »Dios hizo esto para que todos lo busquen y puedan encontrarlo. Aunque lo cierto es que no está lejos de nosotros. Él nos da poder para vivir y movernos, y para ser lo que somos. Así lo dice uno de los poetas de este país: “Realmente somos hijos de Dios.” Hechos 17:23‭-‬28 TLAI Algo que nos caracteriza como seres humanos es nuestra búsqueda de adorar a algo superior. Muchos creen en sus propias fuerzas pero otros necesitan saber que "hay algo más" que los ayuda y los protege. Los ídolos responden a una necesidad que el hombre no puede satisfacer. Por eso hay muchos ídolos, porque hay muchas necesidades. Por eso el Apóstol Pablo se sorprendió que en su visita por Atenas había muchos monumentos y deidades. Los griegos eran muy religiosos y adoraban a muchos dioses, que según ellos, los ayudaba en determinada necesidad. Adoraban a tantos dioses que hasta se tomaron el trabajo de hacer un monumento a un dios que no conocían. Sabían que existía, no sabían por qué ni para qué, pero por las dudas lo adoraban. Y esto fue el puntapié para que Pablo pudiera dar a conocer al dios no conocido. Esto refleja dos situaciones que se reflejan en toda sociedad. En primer lugar, fuimos creados para adorar a Dios. Nuestro ser ha sido creado por Dios y Él estableció un espacio en nuestro interior que solo es lleno cuando adoramos a Dios. Cuando no lo conocemos la necesidad de adorar nos lleva a querer poner uno o varios ídolos en ese lugar, pero aún experimentamos un vacío.

En segundo lugar, al no conocer a Dios, no conocemos su poder y caemos en el error de compararlo con otros ídolos. Entonces muchos adoran a Dios y también tienen otros ídolos. Porque en realidad no conocen verdaderamente a Dios. Si lo conocieran se darían cuenta que no se necesita de otro ídolo. La Biblia dice que esos ídolos son creados por manos humanas, son llevados en andas por las personas porque no pueden caminar, no pueden hablar. No pueden valerse por sí mismos, y la gente todavía cree que pueden hacer poderes milagrosos. En cambio nuestro Dios, es todopoderoso, pues nos creó a nosotros mismos, y tenemos confianza en que su poder nos ayuda y nos protege. Solo basta conocerlo. Tu desafío es conocer al desconocido. Tu vida refleja si adoras a un ídolo o a un Dios el cual aprendes a conocer. A quién iremos. https://natanaelpardo.wixsite.com/aquieniremos




 
 
 

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