top of page

Inesperado

  • carlonatanaelpardo
  • 22 abr 2019
  • 2 Min. de lectura

Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios; de gracia recibieron, den de gracia. Mateo 10:8 NBLH

Hace poco un amigo del trabajo se mudó de casa y me pidió prestado unos juegos de platos y cubiertos pues íbamos a ir de visita y no tenía los suficientes. Decidí regalarselos. Quizás no se lo esperaba pues no era necesario que yo se los regale. Días más tarde recuerdo esta palabra y me alegré mucho porque me acordé que hace un tiempo nos habían regalado todo un juego completo de platos y tazas hermosos. Y no me lo esperaba. Entonces de la misma manera que recibí algo inesperado también lo di.


Cuando hablamos de gracia nos referimos a un regalo inmerecido. Quiere decir que no imaginamos ni tampoco esperamos recibir pues creemos no haber hecho nada para ganarnos ese derecho. Pero también la gracia habla de algo que es desinteresado. Es decir, no hay una intención de obtener alguna ventaja.


Jesús fue el máximo exponente de la gracia, dedicó su vida entera para dejarnos un ejemplo de piedad y amor y para morir en nuestro lugar y así el Padre Celestial puede darnos la salvación. Jesús pagó cada una de nuestras deudas, sufrió cada una de nuestras maldiciones, todo para que hoy podamos disfrutar de la gracia. Por que no había nada que podamos hacer para salvarnos. La única solución era que sucediera lo inesperado, lo impensado. Nuestra salvación la recibimos gratuitamente y todas las bendiciones. Por eso nuestro mandato es manifestar esa gracia a otros sin buscar sacar una ventaja.


No lo hacemos para tener una imagen, no lo hacemos para obtener votos. Lo tenemos que hacer porque lo hemos recibido de gracia y de la misma manera lo daremos.


A quién iremos.


Comments


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

©2019 by A quién iremos. Proudly created with Wix.com

  • Twitter
  • Facebook
  • Instagram
bottom of page